Tu facilidad para hacerme llorar es impresionante, esa frase
de los cristianos en las iglesias: "Una sola palabra tuya bastará para
sanarme" parece funcionar al revés contigo. Una sola palabra tuya basta
para desmoronarme, pero se supone que deberías hacer lo mismo que en la frase
original. Tú no dices nada lindo y sinceramente ya no espero que lo hagas.
Estoy acostumbrado y nada sorprendido, siempre es así. Pero, siendo honesto,
también cumples el efecto original de la frase, porque aunque ya no salga nada plenamente
agradable de tu boca, tenerte ahí hablando conmigo, si basta para sanarme.
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